Asesinato niño Antonio Zambudio Llano de Brujas

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Valentín Sarabia

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“Me asaltó una mala idea y le maté. Ya otra vez hice lo mismo con una cerdita propiedad de mi padre”. Esa es la explicación que dio el asesino del niño Antonio Zambudio.

         Debemos remontarnos a septiembre de 1935 para poder encontrar los resquicios en las hemerotecas de los principales periódicos de la época. Una noticia que saltó a la opinión pública en tirada nacional.

Murcia. 14 septiembre 1935.
La instrucción del sumario por el asesinato del niño en Llano de Brujas entró en una fase de “importantísimo” para la época.

    Durante la investigación por parte del juez recibió un aviso desde la cárcel donde se encontraba Juan Hernández Marín, sospechoso del asesinato del niño de Llano de Brujas.

     El acusado declaró y delató a su primo, Ángel Martínez, como ejecutor del asesinato. El juez y el fiscal tras tomarle declaración en la cárcel provincial fueron hasta la localidad de Llano de Brujas para detener a su primo. Tras un careo entre los dos jóvenes las autoridades lo tuvieron más claro. Todo apuntaba a Juan Hernández como único autor del crimen. Finalmente, tras acusar a distintas personas y cambiar su declaración varias veces, se confesó como único autor.

         Juan Hernández Marín se declaró único autor del crimen de Llano de Brujas. Afirmó que mató al niño porque le dio una mala idea. Durante la sesión mantuvo la cabeza baja en el tribunal, y de vez en cuando la dirigía al pública.  Sólo se ha vio afectado cuando su propio hermano declaró, Pedro Hernández Marín. La prueba testifical nada aportó. Los peritos médicos afirmaron que se trataba de un sujeto muy peligroso y debía ser ingresado en un manicomio.

       El fiscal calificó los hechos de asesinato con alevosía y pide la pena de 14 años de reclusión menor y una indemnización de 20.000 ptas a la familia de la víctima.

      A las 11 en punto comenzó la vista. El procesado manifestó entre otras cosas, que tenía frecuentes disgustos con sus padres, que le pegaban sin motivo alguno. Los peritos médicos, afirmaron que el acusado anteponía la voluntad a la conciencia, como causa determinante del pulso del crimen. No creyeron que el procesado tratase de engañar al tribunal, simulando ser autor, para convertirse en héroe. Que se trataba de un reo embustero y loco.

      Después del informe fiscal se suspendió la vista para continuarla por la tarde donde sería el turno para la defensa. El preso pidió comer y lo hizo con gran apetito según testigos en la cárcel provincial.

     La madre abandonó la audiencia llorando amargamente entre la multitud que abarrotó la audiencia en espera de sentencia. Todo el pueblo de Llano de Brujas está allí.

   Finalmente, el tribunal de Urgencia dictó sentencia condenado al reo Juan Hernández Marín, por el asesinato de Llano de Brujas, a la pena de catorce años y ocho meses de reclusión menor, además de una indemnización de 20.000 ptas a los herederos de la víctima. El tribunal condenó al procesado a un año más de pena de la que solicitaba el fiscal.

   “Se hallaba en la mañana del 2 de septiembre de 1935, en el huerto de Bascuñana haciendo hierba con una corbilla, cuando se encontró con el niño Antonio Zambudio Madrid. Repentinamente le acometió una mala idea, y echándole mano al cuello, lo dejó medio asfixiado. Inmediatamente son la soga de atar la hierba, hizo un nudo corredizo y lo arrolló a la garganta del niño hasta matarle. Al verle muerto y observar que el cuello del niño quedaba huellas de la soga, para borrarlas pensó en decapitarlo con al corbilla, haciendo esa operación en menos de media hora y sin que nadie o viese.

Seguidamente secó la corbilla, la lavó, se lavó así mismo las manos en una acequia cercana y se alejó del lugar hacia su casa en Llano de Brujas. Agregó que no tenía resquemor alguno contra el niño ni había sostenido pelea de ninguna clase con él.  Tan sólo le asaltó una mala idea.

Valentín Sarabia – Investigador Director Murcia Misteriosa

REPORTAJE Asesinato Niño Antonio Zambudio

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